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Que las redes sociales están generando graves problemas, en general, creo que ya lo sabemos todos. De hecho, hace poco se ha presentado una demanda, de estas que presentan los americanos porque tienen mucho tiempo libre y muchos abogados con ganas de sacar pasta a las grandes compañías, contras las redes sociales. Así en general.
Más en concreto contra Meta (Facebook, Instagram, Guasap…) por explotar de manera consciente el cerebro de los pobres jóvenes americanos, usando técnicas para retenerles todo el tiempo posible en sus garras y así poder soltarles más y más publicidad que llene sus ya repletos bolsillos.
A saber donde acabará esta demanda, pero todo el mundo dice que así se empezó con el tema tabaco en Estados Unidos y mirad dónde estamos. Con el tabaco más y más acorralado, lleno de impuestos y siendo todos conscientes del riesgo que es fumar, cosa que antes no era de dominio público. Puede que esta demanda se quede en nada o simplemente en que paguen una cantidad suficiente de dinero para callar esas voces. El tiempo dirá.
Redes ¿sociales?
No sé tú, pero yo veo desde hace ya tiempo que las redes han dejado de ser sociales. Antes era un lugar donde compartir tu vida, estar al tanto de la vida de los demás, ya fueran famosos/as, tu primo que se fue a hacer fortuna a Cuenca o el vecino del quinto. Hace ya mucho que eso es lo de menos. Hace bastante que no son más que escaparates donde colocarte productos que te quieren vender.
De hecho, como te descuides, dejas de ver lo que publica la gente a la que sigues. ¿No te pasa? De repente echas de menos a alguien, piensas que hace tiempo que no publica nada y al entrar en su perfil ves que se casó, tuvo dos hijos y se divorció. Todo eso ilustrado con decenas de fotos que la red social de turno no ha considerado que fueran de tu interés. Era muchísimo más interesante mostrarte ese gato que parece que dice “mamá”, ese niño llorando delante del cactus que imita sus sonidos y el meme de turno sobre el berrinche de Shakira contra Piqué en forma de “canción”.
Eso son hoy las redes. Y cada anuncio que te muestran es dinerito que va a su cuenta bancaria. Así funciona esto. Y si ven que te paras en el video del coche que tiene un accidente, será lo que empiecen a mostrarte. Les da igual tus amigos, lo que quieren es que veas cosas que te “gustan” y sigas ahí. Que pases al siguiente video (lo de las fotos tiene los días contados) y en medio colocarte el anuncio de la pequeña herramienta súper barata que te permitirá escapar de tu coche si quedas atrapado dentro. Así funciona esto.
Hablo en general de Instagram, que es la que más conozco y donde más atrapado estoy, pero es aplicable a Facebook, Twitter, TikTok o la que queráis. Todas funcionan igual
Soluciones
Últimamente me gusta aplicar la filosofía de que hay que aportar soluciones, no sólo problemas. ¿Tiene solución esto? Pues para quien la quiera. Tan sencillo como no entrar. Claro que son adictivas, de eso va la demanda, de que usan técnicas para generar adicción. Las tabaqueras usan productos químicos que generan adicción física. Las redes sociales se vuelcan en el proceso mental, tanto o más efectivo que los químicos. Por eso no es tan fácil eso de “pues basta con no entrar”. Están diseñadas para que quieras entrar porque te proporcionan placer instantáneo y sin complicaciones.
Salir de las redes se sale. Puede que el término “redes” pueda verse con otra connotación ahora. No la red para interconectar a personas, sino la de pescar individuos para comerciar con ellos.
Yo de algunas he salido, y poco a poco voy saliendo de Instagram.
Tamborilear
No hace mucho vi la primera peli de Batman dirigida por Tim Burton. En una escena Kim Basinger está esperando al Joker en el restaurante de un museo. Años 80, casi 90. Esperaba. Tamborileaba los dedos sobre la mesa y jugaba con el pelo. Su mente estaba tranquila. Hoy esa escena es casi imposible.
Cualquier persona que espera estará mirando casi con seguridad el móvil. Un vistazo a las redes, al correo, el periódico, guasap a quien esperas para ver si le falta mucho… Nuestra mente no descansa. Necesita estímulos continuos.
Debemos dejar de “zapear” menos en la vida y tamborilear los dedos de vez en cuando mirando a la nada. O detenernos quizás 7 minutos a leer un boletín. No sé. ¿A ti que te parece?
La imagen
Él no tiene dedos que tamborilear, pero estoy seguro de que su mente está en paz. Viendo lo que ve, oliendo lo que huele, sin pensar mucho más allá ni mucho más acá.
La recomendación
Batman (HBO): Por supuesto la de 1989, la de Tim Burton. Olvidad las delicias visuales de la trilogía de Nolan o esa lentitud de la peli del 2022, casi 3 horas de película insufribles. Quedaos con estas dos horas con Michael Keaton, un Jack Nicholson que parece que nació para ser Joker y ese lujo de Kim Basinger en su época dorada.