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Buenos días de Domingo de Resurrección. ¿Qué tal ha ido esa Semana Santa? ¿Procesiones, playa, montaña, relax en casa…? Sea lo que sea que has hecho, espero que lo hayas disfrutado.
Yo por mi parte no he hecho nada demasiado especial, pero sí he decidido dar un pequeño giro a este boletín que te cuento a continuación.
Por un lado tomo el firme compromiso de enrollarme mucho menos. La parte principal del boletín va a ser sin duda mucho más corta desde hoy
He añadido una sección nueva: Cositas de Málaga. Como buen y orgulloso malagueño que soy, hay cosas propias de mi tierra que igual no conoces y me va a dar por contártelas. Ya sean palabras, costumbres, lugares… todo se irá viendo.
Aún no hay nada en firme pero posiblemente este boletín empiece a ser replicado, y puede que completado, en La Dagaweb de toda la vida.
Y ante la promesa de no enrollarme, vamos al lío.
Memoria fotográfica
Hace unas semanas te hablaba sobre pasión por lo que haces y acababa recomendándote que echaras un vistazo al álbum de fotos de tu móvil por el mero hecho de repasarlo.
Esta semana he escuchado en un podcast que se está perdiendo la memoria fotográfica. El concepto son esos recuerdos que guardábamos en álbumes y que de vez en cuando cogías de la estantería. El de la boda, buscar esa foto de tu sobrino, la que tienes con tu abuela, ese viaje a Sierra Nevada… Hoy en día qué pocas veces hacemos eso.
De hecho en el Podcast se hablaba de la gente que no se preocupa por sus fotos y de repente de un día, por algún problema técnico, rotura del móvil o lo que sea, las pierden todas. Y lo curioso es que hay gente que no le da ninguna importancia. Es una pena porque seguro que, algún día, se echarán de menos algunos de esos recuerdos.
Yo soy muy de hacer fotos y muy de borrarlas. Si me hago un selfie para compartirlo por guasap con alguien, lo borro. Si subo una foto hipster de como estoy escribiendo este boletín en el Starbucks tomando un Nestea de 3 €, la borro. Hago 300 fotos de larga exposición en El Palo y borro 299 para quedarme con la que me dice algo. O puede que incluso las 300 si ninguna acaba diciéndome nada. Y así todo.
Sin embargo las que conservo las conservo en varios sitios. Mi copia en mi NAS, en iCloud, en OneDrive… tengo varias copias porque no quiero perderlas. Porque un día me da por buscar esa foto en la que llevaba una camisa lolailo cuando era jovencito y tenía el pelo rizado y me gusta poder encontrarla. Y seguramente en ese momento eche un vistazo a las que están cercas y realice un pequeño viaje en el tiempo.
Tener eso a mano es tan sencillo hoy que no acabo de comprender que la gente no se preocupe por conservarlo. Tienen miles de fotos en el móvil, la mayoría repetidas. Esas 4 que hiciste seguidas del plato de canelones humeantes del Circus para escoger la buena y subirla a Instagram. decenas, cientos o miles de memes absurdos recibidos por los grupos de guasap. Supongo que es tan fácil hacer y tener fotos que le hemos quitado todo el valor emocional que tienen.
Como te dije hace unas semanas, da un paseo por tu carrete. Seguramente hayas hecho decenas de fotos estos días si has salido. Ya sea de tronos, baños en la playa, cervezas, platos deliciosos… Borra tonterías y guarda bien esas fotos que te saquen una sonrisa o te peguen un pellizco en el corazón. Estoy convencido de que tanto tú como los tuyos agradeceréis conservar esa memoria fotográfica.
Cositas de Málaga
Pedir un café en Málaga es fácil si sabes cómo. Es algo que se echa de menos cuando sales de aquí y te quedas limitado al cortado, el café con leche o el solo. Aquí el café se pide a tu gusto, y no hablo de descafeinado con leche de soja desnatada con un punto de estevia ni modernidades de esas. Hablo del café de toda la vida.
El recientemente difunto Café Central de Málaga catalogó el café que podías pedir en su barra en 9 medidas + 1 extra, dependiendo del porcentaje de café que tuviera. Ojo, que no era fruto de un capricho. Allá por los 50 cuando se creo esta tabla los cafés se cobraban precisamente en base a esa cantidad por la escasez de café y su alto precio. A más cantidad de café, más pagabas. Lo de “ponme un dedito de café” no era muy científico, que cada uno tenemos los dedos distintos, así que se ideó esta tabla.
Desde la nube al sólo pasando por el sombra, corto, mitad, largo… todo un arte que, aunque hoy en día no es tan milimétrico, se mantiene en Málaga como una forma de pedir café y no es nada extraño que en cualquier mesa de cualquier cafetería malagueñas escuches a un grupo de personas pidiendo un solo, una nube, un corto, un mitad y un sombra. Y tan felices todos.
PD: El +1 extra de los tipos de café es el “no me lo ponga”, cuyo único sentido cuenta la leyenda que fue poder cuadrar dos filas de 5 tipos de café. Como faltaba uno, pues no me lo ponga usted.
La imagen
Hablando de fotos de larga exposición en El Palo, aquí te dejo una en Pedregalejo de las que me gustaron. Ahí queda con ese aspecto sedoso del agua.
La recomendación
La Dagaweb. Supongo que conoces mi web, no sé cuantos años tiene ya, pero te recomiendo que si no la tenías fichada, estés pendiente en los próximos días. no Prometo nada pero, como dicen los modernos, se vienen cositas.